El envejecimiento de la cara provoca un descenso del músculo orbicular que rodea nuestro ojo para protegerlo. Además, se produce un descenso de los compartimentos grasos de las mejillas, acentuando aún más el ya más expuesto borde óseo inferior de nuestra órbita (el hueso que alberja nuestro ojo). Para empeorar las cosas, por encima de este borde óseo, suele haber hernia grasa de la grasa orbitaria hacia el párpado provocando las típicas bolsas en los párpados y la apariencia cansada.

En los últimos años, la forma de abordar estos cambios ha pasado de un abordaje abierto en el que el cirujano realiza una incisión por debajo de la longitud de las pestañas para extirpar la piel y la grasa, a un abordaje transconjuntival, en el que se realiza una incisión a través del interior del párpado.  De hecho, éste también es la técnica preferida de Dr. van der Veen. Como tal, obtenemos acceso directo a estos compartimentos de grasa y podemos extirparlos parcialmente o transponer estas bolsas de grasa sobre el borde óseo inferior para suavizar aún más la transición de las mejillas del párpado (ver Ojeras y Bolsas Palpebrales). Sin embargo, esto no siempre es suficiente para suavizar completamente la unión párpado-mejilla y, además, no cambia los demás rasgos del envejecimiento del rostro. Aquí es donde entra en juego la transferencia de grasa autóloga o lipofilling.

¿Cómo funciona el lipofilling?

A través de una pequeña incisión en el muslo o el abdomen, se extrae grasa del paciente con una mini liposucción. Después de ser tratada y limpiada, esta grasa puede transferirse a las estructuras faciales que carecen de volumen. Uno de los lugares más comunes de transferencia de grasa es el borde óseo inferior de la cuenca del ojo mencionado anteriormente, para suavizar la unión del párpado y la mejilla. En la misma sesión, la grasa ya recolectada también se puede utilizar para tratar otras zonas como la mejilla, la sien o la ceja. Las mejoras obtenidas como tal son naturales, duraderas y completamente biocompatibles con tu propio organismo. Cuando el lipofilling facial se combina con una cirugía de blefaroplastia y/o corrección de ptosis, el rejuvenecimiento facial general puede ser muy poderoso.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas del lipofilling?

La mayor ventaja del lipofilling es que utiliza la propia grasa del cuerpo, por lo que es 100% biocompatible. Por esa razón, el rechazo o la encapsulación de la grasa inyectada rara vez ocurre. Otra ventaja es que siempre hay suficiente grasa presente para recolectar y abordar adecuadamente las zonas donde hay perdida de volumen de la parte media y superior de la cara. Y, al inyectar cantidades más sustanciales, no corre el riesgo de provocar un efecto Tyndall (tono azul debajo de la piel) como pueda ocurrir con los rellenos de ácido hialurónico (HA). Habrá que decir que la inyección debe practicarse con cuidado y con un conocimiento profundo de la anatomía facial.

 

Otra ventaja importante de utilizar grasa en vez de rellenos (por ejemplo de HA) es que ofrece un efecto muy duradero o permanente. Se produce cierta atrofia o reabsorción de la grasa inyectada, por lo que muchas veces sobre corregimos ligeramente y el paciente puede notar su rostro un poco más lleno o hinchado en el postoperatorio temprano. Esto se hace intencionalmente para compensar la reabsorción esperada durante las primeras semanas y luego desaparece.

Una posible desventaja de usar grasa para rellenar la zona debajo de los ojos (la ojera por ejemplo) u otras áreas faciales es que puede causar irregularidades en el contorno y ligeros bultos o protuberancias debajo de la piel. Estos problemas se puede resolver, aunque no siempre habrá una solución fácil. No existe una solución rápida como, por ejemplo, inyecciones de hialuronidasa para disolver un relleno de ácido hialuronico.

 

 

Teniendo en cuenta estas ventajas y desventajas, en nuestra práctica el lipofilling ha demostrado ser una valiosa adición a la cirugía de blefaroplastia o incluso como un procedimiento independiente, con un tratamiento superior de la ojera, las bolsas palpebrales, el surco superior profundo en el párpado superior y la falta de volumen en la mejilla, el pómulo o la sien.